He estado aquí, sentada por horas esperando cualquier señal que diga que te importo.
Cualquier frase o un sonido estridente que conlleve a tu voz.
Cualquier aliento que me llene de nuevo las expectativas.
Porque estoy temiendo que cuando el final nos toque la puerta, más bien sea la tuya y no la mía.
Estoy temiendo ser la herida.