lunes

Revolución en nuestro cerebro.

Porque solo tu sabes que es lo que se siente enamorarse de un ideal, no de un cuerpo, ni un rostro, ni de un sexo excitante.
Enamorarse de un ideal es casi como enamorarse para siempre, porque los verdaderos ideales no se abandonan de la noche a la mañana, ni cambian repentinamente como lo hace la belleza.
Los ideales son firmes y no se dejan de lado, siempre están presentes, siempre te guían y tienen un papel fundamental en la toma de tus decisiones.
Enamorarse de alguien con un ideal en común es mágico, es una revolución en el amor y en nuestro cerebro.
Los ideales te cambian, te abren los ojos, o hacen que los cierres, te hacen amar u odiar la vida. Te hacen ser alguien mejor o peor. Pero al fin y al cabo enamorarse de un ideal es simplemente lo ideal.