El tequila ya conocía sus labios tojos, eran viejos amigos, mientras el cigarro empezaba a adentrarse en su mundo.
-¡Hasta abajo! ¡Hasta abajo!- gritaban aproximadamente treinta personas en un lugar con poco espacio, mientras una de esas canciones que te hace querer ser viento sonaba atrapada en aquel lugar, y cuando el licor roso su abdomen todos gritaron de forma extraña pero divertida.
Ella se bajo de aquella mesa regada en licor y agarro de la cara a aquel de ojos verdes que le había encantado durante toda la noche y lo beso como si nadie mas estuviera allí.
El la miraba de tal forma imposible de describir, con ojos llenos de emoción y seducción, la agarro de la cintura y la pego a su cuerpo como pocos lo habían hecho, mientras sus lenguas se rosaban en medio de sus dos bocas, y cuando aquel chico parecía estar decidido a llevársela a la cama, ella se desprendió y se alejo bruscamente a buscar otro tipo lindo que la quisiera para algo mas que tener sexo.
Oh, si.... Ella siempre fue tan brusca al escapar; que los dejaba a todos con la bragueta abierta y su lengua afuera.
Porque pocos saben que a ella nadie la seduce,
solo ella lo puede hacer.