Y el sol se ocultaba en las montañas, mientras Lane se encontraba en la ducha. Apretaba sus medianos senos con los brazos, mientras sus manos secaban sus blancos pies. Era verano y ella solo esperaba llegar a aquel lugar.
Se miraba al espejo con tal seguridad y una mirada de león, pero... Y, ¿como no?. Lane era la chica mas hermosa que habitaba tal vez en la ciudad. Agarro el rimel y pinto sus largas pestañas con mucha suavidad, después escogió ese delineador negro y se dibujo aquella raya de gato que tanto seducía, el siguiente era el labial, tan rojo como la sangre que corría activamente por sus venas, el cual le ofreció ese efecto carnoso en sus labios.
Su cabello negro bajaba hasta su pequeña cintura y aquel pequeño vestido pareció ser hecho por los propios ángeles.
Y sus tacones de 18 sonaron en el piso de aquella discoteca, de las mas exclusivas y famosas, pero en la cual solo Lane era su "atracción principal" hace solo dos meses y en la que ya había encantado a los mas cotizados tipos de la ciudad.
Sonaron aquellos pasos, y Lane con su cintura de mentira y sus pestañas que llegaban al cielo, deslumbraron el lugar. Mientras las chicas la envidiaban y los hombres la deseaban. Ella los miro con desprecio y pronuncio con sus labios de carne y rojo puro.
-Aquí vamos de nuevo- mientras escondía su navaja rusa en las bucaneras.
