Detesto tener un maldito nudo en la garganta y en el corazón. Detesto el hecho de que mi voz y mi cerebro funcionen a la mitad cuando estoy cerca de ti. Detesto que seas tanto como yo.
Odio que pensemos igual, odio que termines mis frases y que te guste lo que a mi. Odio que tus actitudes sean iguales a las mías.
Odio tu cabello rizado como el mio. Odio tus ojos tan extraños. Odio tu sonrisa de película. Odio tus labios delgados.
Odio el hecho de odiarlo, porque de alguna manera también siento odiarme a mi misma por el hecho de ser como soy. O como somos.
Después de poco tiempo, saque esos cuadernos viejos llenos de apuntes, y encontré esto sobre ti. Lo único que te he escrito. A pesar de que nunca lo leerás.