lunes

La chica de los ojos grises.

Abrió sus ojos y los volvió a cerrar por la tremenda luz que chocaba contra ellos.
Un dolor de cabeza y nauseas la acompañaban esa nueva noche, no recordaba nada, aunque al fin y al cabo no pretendía hacerlo con tan tremenda jaqueca.
¿Donde estará? me pregunto yo, al igual que ella debe estar preguntándoselo, pero no hay tiempo, la chica de ojos grises recoge su chaqueta y se desvía de nuevo en las calles de esta fría ciudad.
Recorre callejones y calles intentando saber por lo menos qué hora es, pero no hay ningún lugar abierto... Ni esos bares de mala muerte que cierran hasta las cuatro de la mañana los viernes.
No es extraño para ella, terminar en pozos de mal olor y ropas utilizadas sin saber con quien estuvo la noche anterior, salir a las calles quien sabe a qué hora y buscar un café recargado para recordar algo de lo sucedido.
Llovía, sus tacones altos y negros estaban llenos de barro y la diferencia de esa noche o madrugada, era que se sentía especial y extrañamente feliz...
La chica de los tacones altos y los ojos grises logra enamorar a todos, pero nunca uno la ha logrado enamorar, excepto aquel chico de la anterior noche. Pero esta chica lo perdió. Aquel chico no se acostó con ella no nada por el estilo, solo la beso suavemente y espero horas por verla dormir, así como espero más horas por verla despertar, pero tal vez nunca volverá a ver aquella hermosa cintura y aquellos ojos llenos de tristeza...
Ahora solo se despide de aquellos ojos grises e intenta encontrarla en algún bar de mala muerte, porque tal vez... solo tal vez.
El chico ama a la chica de los ojos grises.