martes

La mujer del cigarrilo

Yo estaba sentada en esa aburrida sala de espera, hacia demasiado frió; y como no? Eran las 7 de la mañana en pleno invierno.
Había estado allí 2 horas; estaba un poco cansada pero nada preocupante, sentia que el aburrimiento me mataría.
En la sala de espera había una gran ventana tal vez para refrescar un poco los dias de ese oscuro hospital.
Algunos gritaban, otros lloraban, otros estaban intactos, serios; como yo... con sus mentes en todas partes menos en ese lugar.
Media hora después nos robo la atencion el sonido de un auto frenar muy fuerte, todos dirjimos la vista hacia la ventana, pero despues de unos segundos todos la quitaron sin importarles nada, sin embargo yo seguí observando.
Era una mujer muy linda, descomplicada, aproximadamente unos 26 años, vestía un jean entubado, y unas converse clásicas; cabello rubio y ondulado hasta un poco mas abajo de los hombros, poco maquillaje, ojos marrones claros, una cara algo demacrada, se veía muy cansada. Llevaba un cigarrillo en una mano y en la otra un capuchino, se notaba demasiado distraída, tal vez por eso casi termina atropellada por un auto.
Se detuvo en el anden, y empezó a buscar desesperadamente su encendedor, duro por lo menos 5 minutos. Pero aun así yo la seguía observando como si no existiera otra cosa mas que ver.
Cuando al fin lo encontró se sento en un anden, no le preocupaba que todas las personas la observaran de una manera extraña; ella encendió su cigarrillo; mientras lo fumaba, bebía su capuchino, estaba totalmente distraída; ni siquiera había notado que la estaba mirando de una manera algo abrumadora.
Ella termino su cigarrillo, y exprimió totalmente su bebida, pensé que iba a pararse e irse, pero siguió sentada allí, pensando en quien sabe que. De un momento a otro arrugo su rostro y soltó en llanto, al parecer no podía contenerse, pero a nadie de allí le importo, todos estaban ocupados en sus asuntos y los que pasaban por su lado solo la miraban de una manera extraña y seguían su camino; ella duro por lo menos 15 minutos llorando incesantemente, y yo nunca le quite la vista. En un solo instante se paro, limpio sus lagrimas, me miro y se marcho.
Después de una hora mas, por fin salí de esa sala de espera, la busque incesantemente hasta que la vi observando un anuncio; este hablaba sobre una adolescente que había muerto por cáncer de pulmón, producido por tabaco.
Ella simplemente saco otro cigarrillo de su bolsillo y siguió fumando incesantemente.