jueves

Están aquí de nuevo...

Sentada en un anden, típica mente sola, esperando a un amigo que nunca llego, eran aproximadamente las 9:30p.m. había salido a encontrarme con el y solo... hablar, después de mil posturas cerca a ese poste me senté aburrida en el anden a escuchar música, estaba mal, tenia ganas de llorar, y no lo hice solo porque mi maquillaje se correría. Pasados 10 minutos, con dos lagrimas cristalizadas en mis ojos marrones; vi un "carro ambulante". Le pedí un cigarro a aquel sujeto haciéndome la "grande" para que por lo menos no me mirara mal. Después de pasarme el cigarro me dijo:
-Quiere fuego?-
-Por favor! Acerco el encendedor a mi boca mientras yo lo miraba. -Gracias.-
A usted!, Dijo. Mientras se alejaba de una forma lenta.
Me senté a esperar, si! a esperar mas; mientras moría por dentro y cantaba alguna de esas tristes canciones que guardo comúnmente en mi reproductor.
Mi cigarro se acabo y mi remordimiento por haber fumado de nuevo se iba haciendo cada vez mas grande.
Por dios! yo solo estaba sentada a mitad de la noche en un anden, mientras mi madre pensaba que estaba en casa de una amiga.
Mi celular sonó y conteste rápidamente pensando que era mi madre, era la voz de aquel chico diciéndome -No podre ir, tengo un problema.- Mientras yo le decía -Okay okay okay, adiós.-
Noto que me disguste, y solo me dijo -Lo siento Lorena- mientras yo colgaba la llamada.
Me levante y en verdad no sabia a donde iría, me sentía como un viajante sin rumbo al cual dirigirse.

Tropecé mientras maldecía mi vida, y de un momento a otro esas lagrimas congeladas se derritieron de nuevo y cayeron por mi mejilla.



-Están aquí de nuevo...
-¿Quienes?
-Los demonios.